El domingo pasado, tuve
la oportunidad de acudir al partido de baloncesto de la Liga Endesa, Real
Madrid Vs C.B. Canarias, en el Palacio de los Deportes. Estaba muy emocionada
por acudir a tal evento, porque soy una seguidora incondicional de dicho deporte.
El partido transcurría sin problemas durante los dos primeros cuartos, el
desencadenante de la disputa que se producía en el tercer tiempo, surgió a raíz
de una falta mal señalada por parte de los notarios, a favor del equipo
canario. En ese momento la grada estalló en cólera. La afición comenzó a
insultar a los árbitros; "hijo de puta", "cabrón", "mercenario"...
Me sentía totalmente avergonzada de pertenecer a esa sociedad, a ese Primer
Mundo al que llaman. Tal como se iba desarrollando el partido, el ambiente era
cada vez más y más condensado, pesaba la tensión que acontecía en aquel lugar.
Una de las veces que pitaron falta a favor del equipo visitante, el jugador
Jakim Donaldson estaba tirando los dos tiros libres. Le denominaron de "negro vete a tu país".
Las malas formas beligerantes crecían por momentos. Pero el punto álgido,
apareció cuando el entrenador del Real Madrid se vio obligado a abandonar la
cancha. Desde ese momento, todo fue a peor. Lo que más me sorprendió fue una
pareja de mediana edad que estaba sentada detrás de mí. La mujer degradaba al
árbitro con grandes palabras soeces, que superaban a cualquier aficionado, el
hombre igualaba el nivel de falta de educación y respeto. Pero la guinda del
pastel apareció cuando me percaté, de que al lado de la pareja de la que acabo
de hacer mención, había unos adolescentes de quince, dieciséis años, que les
imitaban, de igual forma. El anciano que se sentaba a mi lado, hizo un
mohín de vergüenza, ya que su nieto de tan sólo diez años, estaba escuchando tales palabras.
A modo de conclusión, me gustaría añadir que este tipo de comportamientos me parecen penosos por parte de esta "civilización avanzada" en la que vivimos. Firmemente expongo que siento LÁSTIMA, hemos dado un paso de gigante hacia el pasado.
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