“Mi mujer es fría en la
cama”. Así describía su situación sentimental uno de los usuarios de
chateagratis.net. Se hace llamar Lobo Feroz, es español y está casado. Tiene 30
años y posee la licenciatura en derecho. Afirma que este tipo de doble vida le
satisface.
Gracias al gran
desarrollo tecnológico que ha tenido lugar, las tareas más complejas de la vida
cotidiana se simplifican. Desde buscar un término, solicitar un trabajo, o
incluso, encontrar el amor. Pero si nos encontramos en la revolución virtual,
todos los lazos creados en la red, ¿no tienen cabida en la realidad?
A través de diferentes
webs de contactos, chats y redes sociales, analizaremos las diferentes relaciones
“virtuales” que se crean. El estudio Marketing Pornography on the Information
Superhighway publicado en 1995, concluyó
que las aplicaciones de difusión pornográfica son las más abundantes en las
redes.
Desde pequeños, nos
enseñaron que cuando hablásemos con una persona, se debe mirarla a los
ojos. Ahora con internet, este decálogo
de educación ha quedado obsoleto. Mantenemos conversaciones con personas que
desconocemos, y con las cuales nos desinhibimos vía chat. Por el simple hecho
de que tenemos la ventaja de reescribir nuestra propia personalidad o aspecto.
Cómo somos físicamente, la edad, o la fealdad. Debido a que resulta más fácil
escribir, que hablar con esa persona en un bar o un club cara a cara.
Esta nueva
transformación en las formas de comunicación, ha favorecido el acceso a
personas tímidas (que les permite relacionarse socialmente desde el anonimato),
solitarias, o personas que por su estilo de vida no tienen tiempo de insertarse
en la sociedad. Todos estos argumentos a priori citados a favor, presentan
muchas ventajas de internet.
Sin embargo, ¿qué pasa
cuando surge algo más que buenas palabras? Nev Schulman y Max Joseph llevan a
cabo un documental llamado Catfish,
mentiras en la red. Sobre relaciones y noviazgos creados vía web. En el que
propician un encuentro entre los usuarios y un determinante desenlace. El 95%
de los encuentros son fallidos, ya que una de las partes utilizaba una falsa
identidad.
La psiquiatra
norteamericana Esther Gwinnell, en su libro Online Seductions, expone que los
vínculos creados en la red no duran mucho más de tres meses. El conflicto se
origina cuando ambas partes desean un encuentro en persona. El miedo al rechazo
o a la mentira, es de tal magnitud que los usuarios rechazan el encuentro, y no
continúan con la relación.
Tras varias parejas
fallidas o bandazos sentimentales, las personas sufren un trastorno de
personalidad. La Universidad Católica San Francisco de Macorís expone que este
trastorno está directamente ligado a carencias, afectivas, sociales y emocionales.
El sujeto se siente frustrado. Este conflicto puede desembocar en otro tipo de
trastornos, como la tipología de personalidad múltiple. En el que la persona
desarrolla un juego de rol, en este caso una identidad sexual (gender
swapping).
El acometido desea
desatar sus fantasías recurriendo a páginas de contactos con una identidad
falsa. Se adentra en hot chats. Dónde
encuentra a personas de su misma afinidad. En este tipo de chats los más
oscuros deseos se complacen. Según investigaciones realizadas ofrecen realizar
el acto mediante skype, teléfono, whatsapp o micrófono. Para poder sentir más
cerca a la otra persona.
Estas redes o chats no
solamente están dirigidas a personas solteras. “Coquetear no es solo de
solteros”. Erik Drost, representante internacional de Second Love, defiende que
“la fidelidad es un valor en extinción”. Prueba de ello es la entrevista
realizada al usuario citado anteriormente. Se encontraba casado.
Internet es una ventana
que nos permite realizar cualquier actividad en la red, de manera anónima y sin
dejar rastro. Nadie se encuentra a salvo de cualquier acción fraudulenta o calumnia.
Cuando entablamos una conversación con nuestros amigos en cualquier red social,
¿estamos hablando realmente con esa persona?