sábado, 12 de enero de 2013
Segunda noche II
Llevaban cubos, botellas, y pistolas llenas de agua. ¡SÁLVESE QUIÉN PUEDA! Empezamos todas a correr como si la vida nos llevara en ello, pillaron a varias, las demás seguimos corriendo. Encontré un sitio donde esconderme, la verdad es que al final me escabullí bien, porque fui la única a la que no pillaron. Pero notaba que no estaba allí sola, me dí la vuelta, y allí estaba él. Nos quedamos inmóviles durante unos segundos. Observé que llevaba una pistola en su mano derecha. Sonreí, e inmediatamente empecé a correr. Él me pisaba los talones. Nunca había corrido con tan pocas ganas. Quería que me atrapase. Hasta que hubo un momento en el que me alcanzó, ambos caímos al suelo, cayó encima de mí, y volvimos a sonreír. Las miradas eran profundas, como si pudiese ver mi alma a través de los ojos, intentando descifrar mis intenciones. Nos rodeaba un aura de emociones, sentimientos, un momento nuestro, único. Comenzó a acercarse más y más hacía mí, estábamos a 5 centímetros uno del otro. Sentía su respiraciones, el latir de su corazón a un ritmo acelerado. Seguía acercándose, hasta que pegó sus labios a los míos. Por un instante quedé desconcertada. Pero cerré los ojos, y disfrute del momento. Miles de pensamientos empezaron a brotar en mi cabeza. No quería que este momento terminase por nada del mundo. Perdimos la noción del tiempo, no nos importaba el lugar ni la situación. Había esperado tanto por esto, que ya nada podía compararse. Las cosas por fin, habían tornado. Abrimos los ojos, y no necesitamos palabras para explicar lo sucedido. Nos levantamos, y nos dirigimos hacia los demás en silencio.
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